...En el negocio con lona en la calle...
después de un par de tacos de barbacoa sigo caminando por las tranquilas calles de la colonia, viendo a mi alrededor, entre cierto barullo de ciertos comercios y chamacos que juegan por ahí. Mientras con un cierto aire de galantés y jovial soltura meto mis manos a los suaves bolsos de algodón de mi chaqueta; me percato del placer que encuentro en un día nublado de octubre, con esa mirada inclinada y ese entrecierro de ojos que provoca el analizar con detenimiento el porqué de las cosas.
- ¡Guárdeme el segundo taco, no se me vaya a enfríar con este aire!
- Si mi jovenazo...
- ¿Nunca estamos contentos con nada, verdad?
- Si. Que cuando hace frío, porque hace frío... que cuando hace calor, porque hace calor.
- Nomás cuando es uno niño. ¡Yo me acuerdo que cuando era niño llovía y hechábamos barquitos en el arroyo, había sol y se salía uno a jugar hasta el cansancio!; cuando hacía frío... ¡las luminarias!
después de un par de tacos de barbacoa sigo caminando por las tranquilas calles de la colonia, viendo a mi alrededor, entre cierto barullo de ciertos comercios y chamacos que juegan por ahí. Mientras con un cierto aire de galantés y jovial soltura meto mis manos a los suaves bolsos de algodón de mi chaqueta; me percato del placer que encuentro en un día nublado de octubre, con esa mirada inclinada y ese entrecierro de ojos que provoca el analizar con detenimiento el porqué de las cosas.
- ¡Guárdeme el segundo taco, no se me vaya a enfríar con este aire!
- Si mi jovenazo...
- ¿Nunca estamos contentos con nada, verdad?
- Si. Que cuando hace frío, porque hace frío... que cuando hace calor, porque hace calor.
- Nomás cuando es uno niño. ¡Yo me acuerdo que cuando era niño llovía y hechábamos barquitos en el arroyo, había sol y se salía uno a jugar hasta el cansancio!; cuando hacía frío... ¡las luminarias!
Julio Tamez
Posted by Evelyn Villarreal
No hay comentarios:
Publicar un comentario